Lagunillas

Lagunillas, el verdadero Barrio de las Artes

-

Recorremos los diferentes rincones que esconde Lagunillas, el verdadero Barrio de las Artes de Málaga

Hace poco más de un mes, el programa de Radio 3 Hoy empieza todo, presentado por Ángel Carmona, pasó por Málaga, más concretamente por las instalaciones de La Térmica, ofreciendo una retransmisión en directo frente a un público muy numeroso. Transcurrió todo con normalidad, en la tónica habitual que ya conocemos. Sin embargo, entre la divertida y distendida dinámica característica del programa hubo un hecho aquel día que me llamó especialmente la atención. Fue el momento en el que Carmona preguntó a una audiencia muy participativa cuál era el Barrio de las Artes de la ciudad, cuestión que con casi total unanimidad fue respondida por los asistentes señalando a Lagunillas. Yo mismo, y varios rezagados más, nos sorprendimos ante la contundente afirmación, creyendo de manera firme que este título recaía sobre el Soho, situado a espaldas de la Alameda. Fruto de ello, y tras haber ido a conocer todo lo que rodea a este barrio y a su entorno, nace este texto.

Lagunillas es un barrio situado en el norte del centro histórico de Málaga, junto a El Ejido y limítrofe con La Merced. Se encuentra habitado por unas 4000 personas entre las que encontramos un alto índice de analfabetismo, economía sumergida y desempleo, siendo considerado por varias instituciones de la Unión Europea como una zona marginal. Esta situación tan precaria —y el origen del propio barrio— no se entiende sin antes explicar e investigar el contexto histórico en el que nació Lagunillas. A finales del siglo XX, el Ayuntamiento de Málaga inició un innovador proyecto para levantar un área residencial cosmopolita y turístico que contemplaba echar abajo las casas allí construidas, pero la idea resultó fallida. A partir de ahí surgiría una iniciativa popular que ayudaría al resurgir del barrio. Encabezados por el artista urbano Miguel Ángel Chamorro, se fundó la primera asociación cultural, Fantasía en Lagunillas, que sería la madre de todo un sinfín de emplazamientos dedicados al arte y la enseñanza de éste que contribuiría a enriquecer al propio distrito.

Fantasía Lagunillas

Una vez conocido el contexto necesario, ahondemos ahora más de cerca en el asunto. Lo primero a recalcar es que no hay una manera exacta de visitar este laberinto, ni una especie de guía o trayecto a seguir que te asegure no perderte nada. Lo cierto es que, como cualquier barriada del casco antiguo de Málaga o de otra ciudad, Lagunillas está construido bajo un orden anárquico, con numerosos callejones, recovecos y plazas donde cada esquina encierra una muestra de arte que merecerá la pena ver. Un buen consejo sería que te lo tomes con calma; que vayas con tiempo e intentes investigar todo lo que puedas, porque cada rincón puede esconder algo fascinante.

Lagunillas en lucha

Lo segundo, y uno de los principales motivos por los que Lagunillas tiene un peso tan grande sobre el corazón de los malagueños, es que es un barrio que sentimos como nuestro; humilde, obrero, lleno de gente trabajadora que ha luchado siempre por conservar los vestigios y los frutos del trabajo de toda una vida y, sobre todo —que es el tema que aquí nos atañe—, rodeado de un arte callejero constituido gracias al apoyo y la unión de numerosos artistas locales y no locales que en su día se unieron por una causa: levantar un pedazo de la historia de la ciudad. Es este punto, y no otro, el que consigue otorgar a Lagunillas el título de Barrio de las Artes, alejado del carácter esnob, globalizado y muchas veces manido que puede llegar a transmitir el Soho. Lo realmente interesante de muchas de las obras que encierra Lagunillas es que hacen referencia a hechos, personajes o hitos que pertenecen a la historia de Málaga y de su tierra, quedando enmarcadas en las fachadas de su barrio para que éstas se conserven de cara a la posteridad. Veamos algunas de ellas.

Chiquito de la Calzada

Guernica

Numerosas pintadas llevan el nombre de Chiquito de la Calzada, que siempre defendió a capa y espada su ciudad natal. También encontramos referencias a Picasso con una reproducción del Guernica. Ilustres personajes que les resultarán familiares a los conocedores de la historia de la ciudad, como El Parrita (el primero que trajo un biscúter a Málaga) o El Cantinero, nos reciben igualmente en las calles. Asimismo, hay espacio para nombres más contemporáneos como el de Pablo Ráez, deportista y bloguero malagueño que se convirtió en un símbolo nacional en su lucha contra la leucemia. Y, como no podía ser de otro modo, nos topamos con artistas del mundo del flamenco como Camarón o el bailaor malagueño Pepito Vargas.

Cantinero

Pepito Vargas

Ya fuera del carácter histórico, Lagunillas es un verdadero paraje donde se da rienda suelta al arte callejero en diversas vertientes como si de un museo viviente se tratase. Es ahí donde artistas como David Pérez (@sideco1196), Doger (@doger_official), Imon Boy (@imon_boy) o Lalone (@lalone_), entre otros muchos, llenan las calles del color, la vida y la felicidad que en su día se le arrebató a este barrio y que por derecho le corresponde.

Pablo Ráez

En el centro de toda esta manifestación artística, erguido como núcleo de donde brotan las raíces de su colorida vida, se encuentra la Plaza de la Esperanza, un antiguo parking reconvertido en cancha de baloncesto y, claro está, rincón de creación de más obras y murales. Llama la atención que la conversión de Lagunillas, antaño un suburbio abandonado por el propio Ayuntamiento de la ciudad, se revele ahora como ángel salvador, apostando y apoyando iniciativas enfocadas a la juventud —verdadera fuente renovadora— y evitando, al mismo tiempo, que caigan en la marginalidad y decadencia que el propio barrio y sus gentes sufrieron. Uno de los símbolos más latentes de esta propuesta fue la metamorfosis de, precisamente, la susodicha Plaza de la Esperanza.

Plaza de la Esperanza

Obviamente, este gran proyecto social y artístico no se mantiene solo. Cabe destacar la cantidad de talleres de pintura, asociaciones y centros sociales y artísticos que encontramos a disposición de los residentes y de todo el que se quiera acercar por allí. Podemos citar a Las Camborias, dedicado al arte en varias de sus vertientes; El retorno de Lilith, centrado en la pintura; La Polivalente, que ofrece cada semana conciertos, recitales poéticos o presentaciones de libros; o El futuro está muy Grease, una de las primeras asociaciones culturales de la zona y predecesora del citado Fantasía en Lagunillas, corazón de la difusión y expresión de este peculiar barrio malagueño que atesora una de las iniciativas más interesantes de éste, Radio Lagunillas.

Lagunillas

Lagunillas no acumula, en cuestión de vanguardia y renombre, las mejores y más complejas estructuras en sus calles, pero en contrapunto a ésto, y creo que es el factor diferencial, cuenta con un mayor volumen de creaciones donde cada rincón al que te acercas encuentra su pedacito de color como si de un lienzo trabajado a fondo se tratase. No estoy afirmando que la cantidad esté por encima de la calidad de las obras, al contrario: este barrio atesora una obra significativa que versa sobre la libertad, el amor o la liberación de la mujer. Todo ello dota a Lagunillas de un inconfundible sello de identidad con un trasfondo social y cultural también fuera de los limites del pincel.

Lagunillas es, en definitiva, una barriada cualquiera de nuestra ciudad pero tocada por la varita del talento, la creatividad y el esfuerzo de un proyecto en común. Con la transparencia y la sencillez propias de un lugar humilde, a la sombra de un centro enormemente turístico y vistoso, el barrio se destapa como una de las grandes joyas desconocidas que nuestra ciudad posee y a la que te animo a conocer despreocupadamente y disfrutando de la naturalidad y pasión por una patria hecha realidad, palpable en cada fachada y recóndito rincón.

 

Categoría:
Comentarios (0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *